lunes, 23 de enero de 2012


          *Calles de San Blas*

Aunque son nombres dibujados en los libros escolares, todas las calles de
San Blas tienen nombres que nunca recordaremos.

Son calles marcadas por historias de familias despedidas, de muchachos
creciendo en la ilusión de la parroquia nueva, de casas dejadas en el medio
camino del destino.

Todas las calles de San Blas llevan a la equívoca dirección de una casa
hasta ayer visitada; hasta ayer compartida, hasta ayer con un número en
puerta.

¿Para qué levantaron esas casas? ¿Para qué los techos de La Glorieta?
¿Dónde los sueños soñados en sus habitaciones?

San Blas inventó la ciudad que la vio perecer y cada solitaria calle es un
recuerdo de otro recuerdo ya extinto.

¿Dónde están sus luces domingueras, sus artesanos, la memoria de la señora
Filomena, los exiliados argentinos de la bajada Portocarrero?
¿Dónde queda hoy calle del molino? ¿Dónde los italianos del observatorio?
¿Dónde el homenaje a cualquier morreño como Marcelino Hidalgo o la familia
Martínez Ojeda?


Toda la valenciana ciudad se difundía en cualquier calle de San Blas,
pulverizadas hoy en la nostalgia de sus ancianas, en el trance hacia ese
nuevo siglo que nunca vieron.

Hasta allí llegaron en su finitud Barbarita Coronado, Guillermina y Mariíta
Martínez abandonadas a la suerte de sus descendientes, lejos de aquel
barrio parroquial que una vez celebraron y lejos de aquellas virginales
ilusiones de domingo.
Freddy Martínez Luque